LOS PENSADORES RENACENTISTAS
Dentro de los mas importantes pensadores de este periodo tenemos a:
GIORDANO BRUNO
Nacido en 1548 en Nola,
Nápoles, acabó quemado en la hoguera por haber desafiado a la Iglesia e ir en contra de las
ideas vigentes en aquel entonces como, por ejemplo, negar que la Tierra era el
centro del universo.
La sentencia de muerte la
impuso unos días antes de la quema pública el papa Clemente VIII, que le dio a
Bruno la opción de renunciar a sus ideas y arrepentirse para salvarse.
Pero, según escritos de la
época, Bruno hizo más bien lo contrario.
Cuentan que mientras ardía
en la hoguera, todavía tuvo fuerzas voltear la cara para rechazar un crucifijo
que alguien le puso enfrente.
Mas información aquí https://www.youtube.com/watch?v=-qT1_JLvZVY
MICHAEL DE MONTAIGNE
(Michel
Eyquem, señor de Montaigne; Périgueux, Francia, 1533 - Burdeos, id., 1592)
Escritor francés de cuya obra fundamental, los Ensayos (1580 y 1588), tomó
nombre y forma el moderno género del ensayo, entendido como una disertación
subjetiva y crítica en torno a cierto tema. Nacido en el seno de una familia de
comerciantes bordeleses que accedió a la nobleza al comprar la tierra de
Montaigne en 1477, fue educado en latín, siguiendo el método pedagógico de su
padre. Más tarde ingresó en una escuela de Guyena (hoy Aquitania), donde
estudió poesía latina y griega, y en 1549 empezó a estudiar derecho en la
Universidad de Tolosa.
A partir de
1554 fue consejero en La Cour des Aides de Périgueux, sustituyendo a su padre,
y cuando ésta se disolvió, pasó a formar parte del Parlamento de Burdeos. Allí
conoció al poeta y humanista Étienne de La Boétie, con quien trabó amistad.
Poco interesado por sus funciones parlamentarias, frecuentó un tiempo la vida
de la corte. En 1565 se casó con Françoise de La Chassagne, y tres años después
murió su padre, heredando la propiedad y el título de señor de Montaigne, lo
que le permitió vender su cargo en 1570.
Para cumplir
la última voluntad de su padre, Montaigne acabó y publicó en 1569 la traducción
de la Teología natural, de Ramón Sibiuda, libro al que volvería años más tarde
en los Ensayos (Essais) con la intención de rebatirlo. Un año más tarde viajó a
París para publicar en un volumen las poesías latinas y las traducciones de su
amigo La Boétie, cuya muerte, en 1563, le había afectado profundamente.
Por fin, el
28 de febrero de 1571 pudo cumplir su deseo de retirarse a sus propiedades para
dedicarse al estudio y la meditación, y emprendió, al cabo de un año, la
redacción de los Ensayos, combinándola con la lectura de Plutarco y Séneca. No
obstante, su retiro duró poco, ya que tuvo que hacerse cargo de nuevos
compromisos sociales y políticos a causa de las guerras de religión que
asolaban su país y en las que tuvo que prestar su ayuda de diplomático (hecho
que se refleja en el libro primero de los Ensayos, dedicado básicamente a
cuestiones militares y políticas). La primera edición de los Ensayos, en diez
volúmenes, apareció en 1580.
A finales de
ese mismo año, aquejado ya problemas de salud, emprendió un largo viaje a
Italia que se vio obligado a interrumpir en 1581, cuando recibió la noticia de
su elección como alcalde de la ciudad de Burdeos. Durante su primer mandato
publicó la segunda edición de los Ensayos (1582). Reelegido para un segundo
mandato (1583-1585), tuvo que alternar sus funciones municipales con la tarea
de intermediario político entre la ciudad y el rey, y actuó como mediador en
las intrigas de la Liga, lo que le valió el favor de Enrique de Navarra.
Fue ésta su
última misión política antes de consagrarse únicamente a su obra, que reanudó a
partir de 1586, tras abandonar la ciudad a causa de la peste que se había
declarado inmediatamente después de concluir su segundo mandato. En 1588
apareció una nueva edición de los Ensayos, con el añadido de un tercer libro.
Con motivo de esta nueva publicación, conoció en París a Mademoiselle de
Gournay, una gran admiradora suya, con quien mantuvo una especial relación que
duraría hasta el final de su vida. Retirado ya definitivamente, tras este
último viaje a París y algunos altercados que lo llevaron a prisión, preparó la
última edición de los Ensayos, de la que se encargaría Mademoiselle de Gournay
en 1595, mientras él se dedicaba al estudio de los clásicos latinos y griegos.
La progresiva
evolución de Montaigne hacia una mayor introspección convierte la versión
definitiva de los Ensayos en un libro de confesiones en que el autor,
profesando un escepticismo moderado, se revela a sí mismo y muestra su
curiosidad por todos los aspectos del alma humana, desde el detalle más ínfimo
hasta elevadas cuestiones de religión, filosofía o política. Su perspectiva
racional y relativista le permite enfrentarse a toda clase de dogmatismos y
superarlos, y abre la puerta a una nueva concepción secularizada y crítica de
la historia y la cultura, capaz de integrar los nuevos descubrimientos de su
tiempo, como los pueblos del Nuevo Mundo.
THOMAS HOBBES
El pensamiento político y visión del mundo de Thomas Hobbes
(1588-1679) es sorprendentemente original y sigue siendo notable en la política
contemporánea. Su principal inquietud es el problema del orden social y
político: cómo los seres humanos pueden vivir juntos en paz y evitar el peligro
y temor de un conflicto civil. Plantea una alternativa como dar nuestra
obediencia a un soberano irresponsable (una persona o grupo facultado para
decidir cada tema social y político). De lo contrario, lo que nos espera es un
«estado de naturaleza» que se asemeja mucho a la guerra civil. Una situación de
inseguridad universal, donde todos tienen motivos para temer la muerte y donde
la recompensa de la cooperación humana es casi imposible.
Una controversia ha
dominado las interpretaciones de Hobbes. ¿Ve a los seres humanos como puramente
egoístas? Varios pasajes apoyan tal lectura, llevando a algunos a pensar que
sus conclusiones políticas pueden ser evitadas si adoptamos un cuadro más
realista de la naturaleza humana. Sin embargo, la mayoría de los eruditos ahora
aceptan que el propio Hobbes tenía una visión mucho más compleja de la
motivación humana. Un tema importante a continuación será el por qué los
problemas que plantea no pueden evitarse simplemente tomando una visión menos
«egoísta» de la naturaleza humana.
Hobbes es el padre
fundador de la filosofía política moderna. Directa o indirectamente, ha fijado
los términos del debate sobre los fundamentos de la vida política en nuestros
tiempos. Pocos han querido su tesis, sobre los problemas que la vida política
significan bajo un soberano irresponsable como su única autoridad política. Sin
embargo, todavía vivimos en el mundo donde la autoridad humana es algo que
requiere justificación, y es aceptada automáticamente por pocos; un mundo donde
la desigualdad social y política también parece cuestionable; y un mundo donde
la autoridad religiosa enfrenta una disputa significativa. Podemos plantear la
cuestión en términos de la preocupación por la igualdad y los derechos que el
pensamiento de Hobbes anunció: vivimos en un mundo donde todos los seres
humanos se supone que tienen derechos, es decir, las reivindicaciones morales
que protegen sus intereses básicos. Pero, ¿qué o quién determina cuáles son
esos derechos? ¿Y quién los hará cumplir? En otras palabras, ¿quién ejercerá
los poderes políticos más importantes, cuando la suposición básica es que todos
compartimos los mismos derechos?
Podemos ver la
importancia de Hobbes si lo comparamos brevemente con los pensadores políticos
más famosos antes y después de él. Un siglo antes, Nicolás Maquiavelo había
hecho hincapié en las duras realidades del poder, así como en recordar las
antiguas experiencias romanas de libertad política. Maquiavelo aparece como el
primer pensador político moderno, porque como Hobbes, ya no estaba preparado
para hablar de política en términos establecidos por la fe religiosa (de hecho,
era aún más ofensivo que Hobbes para muchos creyentes ortodoxos) una disciplina
secular divorciada de la teología. Pero a diferencia de Hobbes, Maquiavelo no
nos ofrece una filosofía comprensiva: tenemos que reconstruir sus puntos de
vista sobre la importancia y la naturaleza de la libertad; sigue siendo
incierto que, los principios Machiavelli se basa en su aparente alabanza de la
política de poder amoral.
Escribiendo algunos años
después de Hobbes, John Locke había aceptado definitivamente los términos del
debate que Hobbes había establecido: ¿cómo pueden los seres humanos vivir
juntos, cuando las justificaciones religiosas o tradicionales de la autoridad
ya no son eficaces o convincentes? ¿Cómo se justifica la autoridad política y
hasta qué punto se extiende? En particular, ¿son nuestros gobernantes políticos
propiamente como ilimitados en sus poderes como Hobbes había sugerido? Y si no
lo son, ¿qué sistema de política asegurará que no sobrepasen la marca, no
transgredan los derechos de sus súbditos?
Por lo tanto, al evaluar la filosofía
política de Hobbes, nuestras preguntas guías pueden ser: ¿Qué escribió Hobbes
tan importante? ¿Cómo fue capaz de establecer una manera de pensar sobre la
política y el poder que sigue siendo decisiva casi cuatro siglos después?
NICOLÁS MAQUIAVELO
(Florencia, 1469-1527) Escritor y estadista florentino. Nacido en
el seno de una familia noble empobrecida, Nicolás Maquiavelo vivió en la
Florencia de los Médicis, en tiempos de Lorenzo el Magnífico y Pedro II de
Médicis. Tras la caída de Girolamo Savonarola (1498) fue nombrado secretario de
la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la
ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes
misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I de
Habsburgo y César Borgia, entre otros.
Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la
formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado
y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue
preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes
potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505.
Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de
Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los
franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).
Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en
desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513).
Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras
de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra
maestra, El príncipe (Il principe), que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a
Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su
muerte).
En 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones y,
cuando se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII (1523), Maquiavelo
pasó a ocupar el cargo de superintendente de fortificaciones (1526). En 1527,
las tropas de Carlos I de España tomaron y saquearon Roma, lo que trajo consigo
la caída de los Médicis en Florencia y la marginación política de Maquiavelo,
quien murió poco después de ser apartado de todos sus cargos.
La obra de Nicolás Maquiavelo se adentra por igual en los terrenos
de la política y la literatura. Sus textos políticos e históricos son deudores
de su experiencia diplomática al servicio de Florencia, caso de Descripción de
las cosas de Alemania(Ritrato delle cose della Alemagna, 1532). En Discursos
sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi sopra la prima deca di Tito
Livio, 1512-1519) esbozó, anticipándose a Giambattista Vico, la teoría cíclica
de la historia: la monarquía tiende a la tiranía, la aristocracia se transforma
en oligarquía y la democracia en anarquía, lo que lleva de nuevo a la
monarquía.
En El príncipe, obra inspirada en César Borgia (destacada figura
de la casa de los Borgia), Maquiavelo describe distintos modelos de Estado
según cuál sea su origen (la fuerza, la perversión, el azar) y deduce las
políticas más adecuadas para su pervivencia. Desde esa perspectiva se analiza
el perfil psicológico que debe tener el príncipe y se dilucida cuáles son las
virtudes humanas que deben primar en su tarea de gobierno. Maquiavelo concluye
que el príncipe debe aparentar poseer ciertas cualidades, ser capaz de fingir y
disimular bien y subordinar todos los valores morales a la razón de Estado,
encarnada en su persona.
El pensamiento histórico
de Nicolás Maquiavelo quedó plasmado fundamentalmente en dos obras: La vida de
Castruccio Castracani de Luca (1520) e Historia de Florencia (Istorie
fiorentine, 1520-1525). Entre sus trabajos literarios se cuentan variadas
composiciones líricas, como Las decenales (Decennali, 1506-1509) o El asno de
oro (L'asino d'oro, 1517), pero sobre todas ellas destaca su comedia La
mandrágora (Mandragola, 1520), sátira mordaz de las costumbres florentinas de
la época. Clizia (1525) es una comedia en cinco actos, de forma aparentemente
clásica, que se sitúa en la realidad contemporánea que Maquiavelo tanto deseaba
criticar.
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